Además de proveerles alimento de primera mano y una actividad digna para aprovechar sus días, los patios son una gran mejora para la seguridad alimentaria de todas las familias de los beneficiarios.
La pequeña huerta casera se instala en el patio trasero de la vivienda de cada beneficiario, y se puede elaborar de dos maneras, con un cerramiento de 5 metros de largo por dos de ancho directamente sobre el suelo, o en forma de huerta elevada, del mismo tamaño pero por encima del del suelo, como en forma de cama, lo que facilita el trabajo de los adultos mayores que no deben forzar mucho su espalda agachándose. En ambos tipos de huerta están sembrando tomate, berenjena, pimentón, cilantro, pepino, apio y cebolla; y a medida que vayan cosechando y que los beneficiarios se apropien de sus huertas se variarán los productos que se cultivan.
Beneficiaria de patios productivos Hortensia Valdés:
Hortensia tiene el patio instalado en el solar de su casa hace ya casi un mes, y está emocionada porque ya están bastante crecidas sus plantas de tomate, cilantro, pimentón, apio, pepino y cebolla larga. Bautizó a su patio “La mano de Dios”, porque dice que es lo que siempre la ha ayudado. A pesar de que lleva muy poco tiempo, Hortensia ya se ha apropiado de su patio, lo siembra, lo atiende y le canta sexteto tradicional para que crezca más rápido, le gusta pasar el tiempo sentada pensando y cuidando sus plantas, que ayudarán a alimentar a los nietos que viven con ella.