El Sí de los Montes de María

El agua, clave para la región

Solucionar el suministro y abastecimiento de agua potable es la prioridad número uno de los Montes de María. Con ingenio en algunas poblaciones ya se están dando pasos para lograrlo.

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El timbre del recreo repica en el colegio de Pueblecito, en San Antonio de Palmito, y un enjambre de niños sale corriendo de los salones. El profesor y rector de este plantel, Santiago Contreras, intenta que los más pequeños hagan una fila para recibir el almuerzo: un plato de sopa, uno de arroz, ensalada, yuca y una pequeña porción de pollo, con un vaso de jugo de guayaba.
“Son más de 300 niños, la mayoría indígenas. A los más pequeños se les da el desayuno y el almuerzo, a los más grandes solo el almuerzo”, explica el rector Martínez, quien ha trabajado en este colegio desde hace más de quince años. Esta escena muestra que algo está cambiando en poblaciones como esta, en su mayoría indígena, en las que hasta hace no mucho los niños no podían almorzar en la escuela.
Esto hace parte del proyecto que lideró la fundación Semana para encontrar soluciones a la escases de agua que vive la región. Más del 90% no tienen acceso a agua de consumo, con lo que se dificulta tareas tan básicas como cocinar alimentos.
Amelia es la cocinera del colegio Algodoncillo, ubicado en otra vereda indígena pegada a San Antonio. Hoy recuerda que cada tres días iba a un jagüey cercano, recogía agua y la dejaba reposar por otros días para prepararle los alimentos a los pequeños, entre los que se contaba su nieta. Además le tocaba comprar de su bolsillo el cloro para purificarla.
Pero todo esto ha cambiado desde que en este plantel empezaron a cosechar agua a través de un sistema de recolección que aprovecha los techos y que es guardada en tanques de 50 mil litros. Este sistema les permite a cinco colegios de San Antonio tener reservas hasta por cuatro meses. “Incluso le damos agua a los hogares de bienestar del corregimiento”, comenta Daniel Vallejo, director de la Unidad de Agua de la Fundación SEMANA.
Tener agua en estas escuelas ha significado una mejora en la calidad de vida de los estudiantes, que antes la tomaban de los jagüeyes y las albercas. “Les daba diarrea y dolor de estómago”, recuerda Amelia, mientras le sirve a una multitud de niños de segundo de primaria.
Pero este corregimiento, que cuenta con más 1.500 habitantes, no ha solucionado su problema de escasez del agua. Según el resultado de la investigación y análisis que hizo el proyecto Hoja de Ruta en los Montes de María hay una necesidad apremiante por garantizar el agua potable para la región. Es necesario construir una política pública que “se traduzca en la construcción de acueductos rurales sostenibles para el abastecimiento y la calidad del agua, con soluciones innovadoras que permitan generar beneficio de abastecimiento para el consumo de agua potable para la comunidad”, como lo dice el ingeniero Vallejo.
Las comunidades y el cabildo indígena zenú de la zona, ante los resultados del proyecto, han pedido a las autoridades locales y departamentales que apoyen e implementen este tipo de iniciativas para toda la comunidad. Incluso algunos, por su cuenta, han empezado a adecuar sus techos y han instalado tanques más pequeños para tener su propia cosecha de agua.
Por ahora, la Fundación Semana, en cooperación con la Fundación Corona y la corporación Suna Hisca, construyó y puso en funcionamiento estos cinco sistemas de cosecha de agua en los colegios de San Antonio de Palmito, y recientemente realizó el diseño para replicar esta experiencia en otras diez escuelas ubicadas en Carmen de Bolívar, Córdoba, El Guamo y Zambrano, en Bolívar, y en Colosó y Ovejas, en Sucre.
En la solución a la problemática del agua para Consumo, ha sido importante el rol que ha jugado la Agencia Presidencial para la Cooperación(APC). Esta entidad patrocinó la puesta en marcha de la Unidad de Agua que ha apoyado en los diseños de 10 sistemas en la región. También con financiación de APC se están construyendo 2 sistemas de consumo en las escuelas de El Bálsamo y Santa Clara, además de dos sistemas de riego con ayuda de Patrimonio Natural (en las veredas de Santa Clara y Espiritano en El Salado).

Agua para las veredas
Las escuelas no han sido las únicas donde se ha puesto en marcha esta iniciativa. En los últimos meses, los vecinos de veredas como Villa Amalia, La Emperatriz y Santa Clara, en El Salado, también  han empezado a beneficiarse de la construcción de gigantescos tanques que pueden cosechar hasta 50 mil litros de agua de lluvia, en un proyecto en asociación con Ayuda en Acción.
Augusto Cárdenas Torres es un campesino de 66 años. Regresó a su parcela en Villa Amalia, a mitad de camino entre El Salado y El Carmen de Bolívar, cuando los Montes de María empezaron a recuperar la tranquilidad. Recuerda que para conseguir el líquido antes tenían que caminar varios kilómetros hasta un ojo de agua salobre o a los jagüeyes de agua empozada.
Como él, 34 familias del corregimiento regresaron a cultivar la tierra, pero se enfrentaron a la realidad: el fenómeno climático El Niño secó, literalmente, los pocos reservorios de los alrededores y acabó con varias cosechas.
Además de El Niño, la principal barrera para el retorno de miles de campesinos desplazados y para la consolidación de muchas veredas de los Montes de María es la falta de agua para el consumo humano. Esta es la realidad de la zona, donde cualquier citadino pudiera pensar que es asombroso que niños, campesinos y adultos mayores se hayan acostumbrado a tomar agua de jagüeyes, la misma en la que los animales se sumergen.
Las posibles soluciones que hay para estas problemáticas son la extracción de agua subterránea por medio de perforaciones de pozos profundos, y la construcción de jagüeyes más grandes para tener una mayor capacidad de recoger agua lluvia. De esta manera, se pueden soportar las sequías durante el verano. Hasta ahora, en este lugar también se han construido estructuras de captación de lluvia, que recolectan el líquido a través de los techos de las viviendas y ranchos de los campesinos.  
“Ahora con los tanques de 50 mil litros podemos soportar un año”, calcula Eligio Ramos, otro campesino residente en Villa Amalia. “A nosotros lo que nos interesa es la tierra, a pesar de la falta de agua”, con lo que muestra que seguirán insistiendo, a pesar de las dificultades que enfrentan por los fenómenos climáticos.  
En la vereda de Santa Clara se está bombeando con energía solar el agua cosechada en la escuela a unos tanques para que puedan consumirla y usarla para cocinar. En esta vereda ya se cuenta con un sistema de bombeo solar que almacena, potabiliza y lleva agua a la escuela. En la Emperatriz, otra vereda de El Salado, se hizo un proyecto que consiste en sacar agua del jagüey mediante paneles solares para llevarla a la escuela, pero debido a la cantidad de materia orgánica fue imposible garantizar que el líquido fuera apto para el consumo humano. Sin embargo, se instalará un sistema de cosecha de agua para esta escuela. Ya se realizaron los diseños para instalar otro sistema de cosecha de agua en la vereda, con el cual se espera beneficiar a ocho familias.
Para lograr la financiación y ejecución de todos estos proyectos la Fundación Semana convocó a varias empresas y organizaciones con las que conformó un Círculo del Agua (ver recuadro) integrado por profesionales que están estructurando pilotos sostenibles de consumo y riego, que se espera replicar por toda la región.

Sostenibilidad del acueducto de El Salado
Después de muchos ires y venires, el acueducto de El Salado viene cogiendo forma. A mediados de año empezaron las obras para la construcción de una estación de bombeo que será impulsada con energía solar en el centro poblado. Lo primero que se hizo fue mejorar las redes, y se dividió en dos sectores, Barrio Alto y Barrio medio y bajo, para reducir los costos de bombeo y almacenamiento. Además, se tendrá un sistema de tratamiento que mejorará la calidad del agua que consumen los saladeros. Para eso también se construirán dos tanques, uno elevado y otro en el suelo, en los que se almacenará el líquido antes de distribuirlo a las casas.
Con esto se busca que el centro poblado pueda tener el suministro todos los días. Adicionalmente, se modificó la estructura de la Junta del Agua, que será la encargada de administrar el acueducto, con lo que esta será la que haga el mantenimiento, administre el sistema y cobre la cuota que pagarán todos los saladeros para garantizar el funcionamiento y la sostenibilidad del sistema.
Todo esto se ha hecho de la mano de la Red de Acueductos Comunitarios del Caribe (RACC), que capacitó a los miembros de la Junta para que puedan administrar el acueducto y calcular la tarifa, teniendo en cuenta que de allí saldrá el dinero para hacer el mantenimiento.

El riego, segundo gran reto
Desde la Fundación Semana, mediante diferentes alianzas público-privadas, y la Mesa Técnica de Agua para Riego, se dividió la solución a la escasez de agua entre consumo y riego. Menos del 5% de los campesinos tienen soluciones de riego adecuadas para sus cultivos. Por esto, se le está apostando a dos frentes: nuevos sistemas de pequeña y mediana escala y la rehabilitación de ‘mini-distritos’ en lugares específicos de toda
la región.
La estrategia de ‘mini- distritos’ se trata de sacar agua de un lago e inyectarla en un distrito de riego para transportarla a cada planta de los cultivos. El “mini” viene de la cantidad de usuarios y hectáreas a los cuales se les va a proveer el servicio. El extinto Incoder inició la rehabilitación de tres de ellos.
En ese sentido, la Fundación Semana realizó un estudio técnico para rehabilitar el minidistrito de San Rafael, en Ovejas-Sucre, y se lo pasó al Incoder, que alcanzó a implementarlo antes de que este instituto fuera liquidado. Sin embargo, quedó pendiente una segunda etapa que busca ampliarlo para que pueda beneficiar a más parcelas campesinas. Se hará con el apoyo de la Usaid.
La Fundación también presentó al ministerio de Agricultura dos diseños para la realización de sendos distritos de riego en el corregimiento de Almagra, ubicado en Ovejas, Sucre, y en el corregimiento El Hobo, en El Carmen de Bolívar, con lo que se busca irrigar 75 y 160 hectáreas, respectivamente.
Adicionalmente, para tener más conocimiento sobre los demás corregimientos de Montes de María, la Fundación Semana invitó a entidades como los ministerios de Agricultura y Desarrollo Rural, Vivienda y Ambiente (así como a Coltabaco, Incoder, CCI, Patrimonio Natural, IGAC, IDEAM, UPRA, Corpoica y USAID) a participar en la primera Mesa Técnica de Agua para Riego.
Hasta el momento, la Mesa se está constituyendo a partir de un mapeo general de la zona para encontrar cuáles son los puntos clave con respecto al agua: las posibles soluciones a gran escala con la rehabilitación de ‘mini-distritos’ de riego en la región, en vez de continuar trabajando en localidades específicas.
En el futuro se involucrará a líderes comunitarios. También se realizó un análisis de precipitación en la zona, enfocado en apaciguar los efectos que generan allí los fenómenos de El Niño y La Niña, además lo importante es que a partir de estas iniciativas se empiece a buscar otras soluciones para la escasez del agua en
la región. 

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